A pesar de ser el hotel más alto del mundo el lujo comienza desde que uno entra por una de sus puertas giratorias del lobby, ¡revestidas de oro macizo! y se monta en uno de los ocho ascensores que posee el hotel y que tardan tan solo 38 segundos en subir los 75 pisos hasta llegar a la espectacular piscina de la azotea donde poder disfrutar de las mejores vistas de la ciudad tomando un cóctel o dándose un baño.